LOS AÑOS NOVENTA
1990 - 1993 |
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Óleo sobre tela / !95 cm x 130 cm / 1990 |
Óleo sobre tela / 195 cm x 130 cm / 1992 |
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1994 | ||||||||||
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Técnica mixta sobre papel / 100 cm x 71 cm / 1994 |
El año 1994 fue un año muy productivo. Hasta el verano de esta año, Rodríguez-Amat reside aún en Barcelona. A partir del mes de Junio se traslada al Empordà donde fija su residencia. Durante los seis primeros meses de este año Rodríguez-Amat realiza un gran número de trabajos a base de técnicas mixtas sobre papel. Son obras en las que las tintas serigráficas, la tempera, el acrílico y muchos otros materiales, con la incorporación de papeles en forma de collage permiten un trabajo de acción rápida y en el cual la intuición controla todo el proceso. Estos trabajos, muchos de ellos en un mismo formato, -71 cm x 100 cm- están realizados con acciones rápidas del brazo y son producto de un gestualismo desenfrenado. Cabezas, piernas y cuerpos conforman casi siempre el elemento central de la obra. Muchas veces aparecen diferentes tipos de signos gráficos y la incorporación de textos. |
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En estas obras el divorcio con cualquier dogmatismo estético es absoluto. Ni tan solo el propio concepto de arte es reivindicado como pilar instrumental en el momento de la producción. Incluso un cierto desprecio de los materiales tradicionales y su uso parece reinar en estas pinturas.
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Técnica mixta sobre papel / 71 cm x 100 cm / 1994 |
Técnica mixta sobre papel / 71 cm x 100 cm / 1994 |
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1995 -1997 | ||||||||||
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El cambio de espacio provoca de nuevo un cambio de dirección. Durante el otoño de 1994 Rodríguez-Amat inicia una nueva serie de ejercicios. Aunque inicialmente son trabajos realizados también sobre papel, pronto, la textura i el proceso de trabajo le exigirán volver a la pintura al óleo, esta vez sobre tablero de madera.
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Óleo sobre aglomerado de madera / 74 cm x 78 cm / 1995 |
La audición de Le Boeuf sur le toit
del compositor francés Darius Milhaud provoca una larga serie de cuadros en los que la
imagen de un cierto tipo de animal toma constantemente el nombre de buey.
Técnicamente los colores son mezclados sobre la misma superficie del tablero con el mango del pincel. El artista coloca la pintura sobre la superficie del cuadro, rayando a continuación con el mango del pincel obteniendo así una textura muy particular. Este proceso confiere a la obra una determinada textura superficial y una mezcla irregular del color. Con todo ello se consigue una mayor luminosidad. La serie iniciada durante el otoño de 1994 tuvo continuidad hasta finales de 1997. |
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Una vez más el cambio de actitud generó un nuevo camino plástico. Un camino que le exigió, otra vez un respeto de los materiales. Formas medio figurativas, medio abstractas, con cierta referencias al objeto, dibujadas con firmeza y muy remarcadas, estructuran y organizan todo el cuadro. Estas imágenes, construidas y perfiladas casi siempre a base de negro, constituyen el cuerpo formal de la obra.
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Figuras deformadas con ciertas connotaciones humanas y/o animales, y algunos rasgos abstractos, configuran la iconografía de toda la serie. El cromatismo se manifiesta por medio de una paleta muy amplia y fuertes contrastes. Colores vivos y expresivos, junto a otros matizados con blanco confieren al cuadro una gran luminosidad. Con todo ello se consigue un fuerte impacto cromático. Aunque existió consciencia de la utilización de un cuerpo estético perfectamente definido. Rodríguez Amat no pretende en esta serie estructurarlo ni tampoco darle forma racional. Su principio estético se limita aquí a proclamar por encima de todo la libertad absoluta de expresar un simple deseo irracional. |
Óleo sobre tabla / 122 cm x 81 cm / 1995 |
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En estas obras encontramos ritmos libres con una temática no concreta sobre la que se pueden descubrir diferentes tipos de formas y figuras que no tienen ningún otro significado que el ser elementos que permitan configurar el cuadro. A pesar de la apariencia de una obra con fuertes connotaciones dionisíacas, Rodríguez-Amat trabajó en ella sintiendo paso a paso todos y cada uno de los momentos de creación sin dejar al azar todo lo que la sensibilidad pudo controlar.
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Óleo sobre tabla / 81 cm x 122 cm / 1997 |
Mujer rota / Óleo sobre tabla /122 cm x 81 cm / 1997 |
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Aunque Rodríguez-Amat basó en este momento todo su trabajo en la creación pictórica, decidió no configurar un cuerpo estético dogmático sobre el cual pudiera apuntalar toda su obra. En cambio, sus reflexiones giraron entorno a la validez de la pintura en particular y del arte en general como valor cultural. Esto le exigió constantemente una posición de autocrítica profunda. La dialéctica entre el deseo visceral Y el fantasma de la autodefinición fue constante.
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