Hay creadores que no consideran las reflexiones cerebrales como un medio de conocimiento en el momento de la creación artística, ya sean reflexiones hechas a priori o bien a posteriori del propio trabajo. Son creadores para los cuales el trabajo creativo es un acto puro y simplemente sensitivo. Muchas veces ni siquiera les interesa entender el propio proceso de trabajo. Sin embargo, hay otros creadores para los cuales reflexionar sobre el qué y el cómo de lo que hacen es absolutamente necesario, a pesar de saber que no se puede lograr nunca un conocimiento absoluto del acto y/o de la acción creativa. Incluso saben que se hace difícil sino imposible de definir el significado de la creación artística.

Esta serie de trabajos ha sido titulada por Rodríguez-Amat Monstruos, Fieras, y Quimeras. Título que no tiene, en este caso, ninguna otra razón de ser que la de la simple catalogación de esta serie de obras.

Esta serie tiene su origen en el fuerte deseo de Rodríguez-Amat de erigirse con total libertad y sin ningún tipo de encogimientos o de concesiones hacia cualquier espectador. La libertad, a pesar de ser siempre una libertad limitada, ha sido un concepto que Rodríguez-Amat ha mantenido como principio de acción a lo largo de toda su trayectoria artística.

El artista no puede liberarse de las influencias de su entorno y de la propia historia reciente o pasada del arte. No es posible de liberarse del sinfín de percepciones, conversaciones, enseñanzas, etc. etc. que recaen sobre los individuos y, aún menos del que ha pasado y continúa pasando en el entorno del creador. A pesar de asumir las enormes influencias a las cuales está sometido el artista, existe la libertad de no considerar de una manera racional la obra en función de los gustos de otros, de posibles reconocimientos, de ventas, etc. etc. Esta libertad ha sido desde siempre considerada como un bien inherente al artista por Rodríguez-Amat.

Estas imágenes, que ciertas personas podrán considerar espantosas, no son más que el medio que ha permitido a Rodríguez-Amat de erigirse con total libertad en el momento de enfrentarse con la acción creativa.

El artista hubiera podido transformar estas formas en esbeltas figuras femeninas llenas de ligereza y elegancia. Lo hubiera podido hacer si este hubiera sido su propio deseo, pero no lo hubiera podido hacer si en una arrière pensée, hubiera habido otro propósito que no fuera el simple y personal deseo de la acción que su individualidad le pedía.

Estas obras son pues un grito que, saliendo de lo más profundo de la garganta, proclaman la libertad a la cual se aferra Rodríguez-Amat. Esta libertad, es evidente, no le obliga a no buscar valores que el creador pueda considerar, tanto plásticos como estéticos u otro dentro de esta serie de trabajos.

Técnicamente son trabajos realizados sobre papel con diferentes materiales. Es por ello que los tenemos que considerar como técnicas mixtas. Carboncillo, tinta china, acrílicos, acuarela, diferentes fijadores y barnices, así como goma arábiga y goma laca disueltas en alcohol, son los principales ingredientes de estas técnicas mixtas. No es necesario decir que, para combinar perfectamente todos estos materiales, hacen falta muchos años de conocimiento técnico, puesto que no todos ellos se pueden utilizar de una manera aleatoria.

El arte, hay quién dice, es la expresión más profunda del individuo. El propio Rodríguez-Amat ha reflexionado sobre esta serie de obras, considerando la posibilidad que puedan herir ciertas sensibilidades, y él mismo se pregunta ¿cómo se posible crear estas fieras y monstruos en un momento personal álgido, sin problemas, ya sean de cariz personal, económico u otro? Es, seguramente, la absoluta libertad a la cual el artista quiere fundamentar la obra lo que le ha exigido de adentrarse en este mundo feroz. En todo caso, dejemos al espectador de hacer sus propias cavilaciones sobre este último aspecto.

A página inicio. Casa-Taller, Centro de Arte Rodríguez-Amat www.rodriguez-amat.cat